domingo, 17 de junio de 2007

Protocolo en la Mesa

Un artículo muy bueno que me encontré acerca del protocolo que hay que seguir en la mesa, no es nada complicado y creo que resume lo que muchos queremos saber al llegar a un restaurant.


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No sé si ha hecho falta que los padres transmitan a sus hijos un poco de la delicadeza que se requiere al momento de comer por escasez de tiempo o de interés, tal vez la desidia ha reinado en sus hogares, pero eso sí, en el mío nunca ha desaparecido, es por tal motivo que he decidido abordar dicho tema, tal vez en un tono más coloquial, dejando a un lado la “elegancia” que un artículo de buenos modales implica pero con la intención de hacer más amena esta lección de “detalles” que son apreciados por los gourmets que aún observan todos los pormenores a la hora de comer. Comencemos a enumerarlos:


  • “Cuando alguien te pide la sal, nunca debes dársela en la mano, debes tomar el salero y colocarlo sobre la mesa para que el otro comensal lo tome”, mi padre repitió esta frase tantas veces que nunca la voy a olvidar y cada vez que yo cometía el fatídico error me lo remarcaba con la mirada por lo que puedo asegurarles que tengo buen cuidado de no cometer nunca tal atrocidad aunque a menudo observo cómo la gente la lleva a cabo, pecando contra los “buenos modales” de la mesa y me pregunto si no tendrán ni idea de que existe esa regla.



  • Al terminar de comer un platillo algunas personas cruzan sus cubiertos sobre el plato, formando una especie de equis y por la expresión de sus rostros observo que creen que lo están haciendo muy bien. Lamentable para ellos porque desconocen que al terminar el plato los cubiertos (tenedor y cuchillo) se deben colocar del lado derecho del plato, en posición paralela el uno con el otro, digamos que marcando las 3:20 horas en lo equivalente a las manecillas de un reloj.

  • Otra situación curiosa es sentarse a la mesa de un restaurante que ofrece a los comensales servilletas de tela que están colocadas sobre los platos o sobre la mesa, son muchos comensales los que toman asiento y no se percatan de la existencia del textil o no saben cuándo deshacer la estética figura que los meseros han formado y colocarla sobre su regazo, por lo que de manera que pretenden hacer ver como espontánea, toman la servilleta segundos después de sus acompañantes y la posicionan en donde debe estar. Nótese que en algunos casos los meseros colocan la servilleta sobre el regazo del comensal desde el momento en que éste se sienta pero si no es así, lo más indicado es posicionarla sobre las piernas segundos después de haber tomado asiento.

  • Ya entrados en el tema hay que mencionar el momento del cierre de la comida, cuando algunas personas retiran su servilleta del regazo y comienzan a doblarla casi cuidadosamente para formar un cuadro o un rectángulo. No puedo evitar observarlas recordando una anécdota de mi madre que aún cuenta su experiencia de la niñez: al terminar su comida en compañía de su abuela y su tío (personas bastante exigentes en lo que a modales concierne, al parecer es genético porque lo heredaron muy bien), mi madre se dispuso a doblar su servilleta, acto que desencadenó un “verdadero escándalo” en sus acompañantes quienes le hicieron aprender para toda su vida (y ella se encargó también de enseñármelo) que al finalizar la comida y retirar la servilleta del regazo, ésta se debe tomar con los dedos pulgar e índice de la parte del centro y halarla sobre la mesa para posarla, formado una especie de “campana” ligeramente ceñida.

  • Agregar sal y/o pimienta a un platillo antes de probarlo también es otra acción fatal. Cuando observo la ejecución de tal atrocidad sí me indigno realmente ya que denota que la persona que lo hace no tiene ni idea del significado de las palabras “probar” o “degustar”. En ese caso pocas veces puedo abstenerme de hacerles una observación aunque hay algunos que todavía osan responder “a mí todo me gusta con mucha sal y pimienta”. Yo los clasifico simplemente como casos perdidos.

  • Los ceniceros llevan su utilidad en el nombre, es decir, están destinados para colocar la ceniza y no la envoltura enrollada de los popotes, la envoltura de la crema para el café y mucho menos los hielos que según nosotros, el mesero puso de más en el vaso, en tal caso se debe pedir al mesero que los retire y no colocarlos en el cenicero para que se derritan y terminen convirtiéndose en agua que puede caer sobre la mesa al momento de retirar el recipiente. Tales actos no los he observado nunca en una cena de gala afortunadamente pero sí en las cadenas de cafeterías cuyos nombres empiezan con “V” y “S” y en donde a mucha gente se le hace fácil comportarse de forma un tanto más irreverente.

  • En otras ocasiones, normalmente en restaurantes de especialidades y cenas de gran gala me he percatado de que nunca falta el comensal que asegura que su plato de pan es el que tiene a su derecha y niega categóricamente que pueda ser el de la izquierda, creando una confusión en la mesa que de un modo u otro termina arreglándose, aunque me queda siempre esa imagen pintoresca de la persona que erró frente a esa situación.

  • Comúnmente, al momento del arribo de la entrada a la mesa, ya sea un mil hojas, camarones, ensalada o cualquier otro tipo de vianda, y encontrándose frente a un ejército de cubiertos de distintos tamaños, algunos comensales preguntan con tono de folclor: “¿y con qué cubierto se come?”. La respuesta siempre será la misma: con los cubiertos que están “afuera”, es decir, en los extremos de cada línea, eso sí, hay que cuidar de usar el cuchillo que corresponde ya que aunque a veces no es indispensable para porcionar dicho platillo, está colocado ahí tal vez como ayuda para empujar el bocado y omitir su uso, aunado a un olvido del mesero por retirarlo, puede crear una confusión a la llegada de la siguiente vianda.

  • Otro punto importante es que al beber coñac es muy bien visto tomar la copa por el cuerpo pero no es el caso al beber vino ni champaña ya que al tomar la copa por el cuerpo provocamos el calentamiento del líquido contenido, afectando su sabor. Lo más correcto es tomar la copa por el tallo.

  • En ocasiones, al ordenar una botella de vino, el mesero descorcha la botella a la mesa y nos entrega el corcho en un platito, lo indicado no es observarlo y asentir con la cabeza o quedarse sin hacer nada, el objetivo de exponer el corcho ante el comensal es que éste lo tome y perciba su aroma, comprobando que su estado es óptimo y por ende, también el del líquido contenido en la botella. Claro que en México son pocos los restaurantes en donde se practica tal acción aunque es lo más correcto entre los entendidos de vinos.

  • La alegría que transmite la burbujeante champaña al salir de la botella cuando ésta se descorcha es tal vez gloriosa aunque nada bien vista, por ello al abrir una botella de champaña, cava o vino espumoso, es preciso hacerlo con un cuidado tal que se derrame la menor cantidad posible de líquido y que el ruido sea mínimo. Hay que recordar que esas imágenes de las películas en donde el bullicio de una botella de champaña causa el gozo de los invitados es propio únicamente de las películas.

1 Comment:

Le cookie said...

Oye denita y si subo los pies a la mesa? esque aveces uno esta bien cansado jajajajajaa....

Muy padres tus tips,.... ya escribemé o minímo salúdame en en messenger kitty....